lunes, octubre 31, 2011

EL INCREIBLE MUNDO DE NOAH


Había una vez una duendecilla a la que le salieron 2 dientes, era la primera vez que se veía algo así en el País de Elefantilandia. Magos, reyes, zares...llegaron de todos lados para ver ese caso singular. Las puertas del palacio se abrieron para recibir a todos los extraños personajes que se iban acumulando en la entrada del País. Todos querían ver a Noah, la duende de los dos dientes.

Pero Noah era poco aficionada a los barullos, ella prefería sentarse en una roca del río Lavabo, meter los pies en su agua fresquita mientras platicaba con su amigo el dragón Juanito.
Días antes un emisario de palacio había acudido a su casa sin puertas y entregado el recado de que el día 9 de Abril, se requería su asistencia a palacio para conmemorar dicho acontecimiento.
Pero Noah, era algo olvidadiza, eso sin duda era un rasgo que había heredado de su padre, el Elefante Gruñon. Y así como olvidaba limpiarse la boca después de comer, así como olvidaba ponerse los pantalones después de cambiarse de pañal, así como olvidaba que aún no sabía ponerse de pie...así como olvidaba inocentemente muchas cosas, también había olvidado que ese mismo día, mientras chupaba piedras junto a su amigo( siempre competían a ver quien encontraba la piedra que supiera más a piedra) le esperaban en palacio.

Mientras en palacio, un carrusel gigante daba vueltas acompañado siempre por una melodía, un pompero gigante hacia pompas de todos los colores, sabores y formas, había puestos de mordedores traídos de todas partes del mundo, baúles repletos de papeles y plásticos que chupar, mesas llenas de sonajeros...el Rey del País de Elefantilandia había preparado este gran acontecimiento por todo lo alto y para agradecer a Noah a que accediese a ser la protagonista de tal evento, había procurado agasajarla con todo lo que sabía que a ella le hacía feliz.

Pero Noah era más feliz allí, en el Bosque de la Despreocupación, revolcándose en el suelo junto a su perrita Momo, tragando pelos de ésta y probando cualquier cosa que hubiera por el suelo.

Llegó la tarde y reyes, magos y zares...tuvieron qu e partir a sus países, se fueron un poco enfadados ya que le habían prometido poder ver de primera mano aquel espectáculo sin igual, y aburridos de esperar decidieron marchar.

El rey de Elefantilandia, avergonzado pidió mil y un perdón, no sabía que podía haberle ocurrido ala homenajeada, decía para excusarla, un catarro, fiebre, dolor de oídos...pero sí, él bien sabía que le había pasado y enojado fue, cuando la fiesta se apagó al calor de las hogueras, a reñir a la pequeña duende, la duende de los dos dientes.

Y allí se la encontró dormida boca arriba en los lomos de su perrita momo. Enfadado fue a despertarla. para que le diese explicaciones, pero de repente una sonrisa se dibujo en el rostro de la duendecilla aún dormida, y dos dientes blancos y preciosos se asomaron tímidos en su pequeña boquita. El rey de Elefantilandia, no pudo contener su sonrisa al ver tan increíble espectáculo. Cerró los ojos y suspiro, mientras tomaba una manta de hierba y arropó a Noah en sus sueños, le dio un suave beso y dijo:

-Largos días y placenteras noches, hija.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

2 comentarios:

  1. También la pequeña Claudia está ahí... Dentro de esa cabezota dura y linda, llena de palabras, llena de cuentos, llenos de personajes, con miles de historias que contarnos y asombrarnos al otro lado del espejo.

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  2. ... Me gusta tu sombrero!!
    Espero que la camiseta de duendecillo os guste!!

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